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La protección y mitigación de riesgos es la segunda función del núcleo de NIST Framework, es importante familiarizarse, ya que consiste en la implementación de controles de seguridad adecuados para proteger todos los sistemas y activos de información y en caso de que se materialice una amenaza, cómo mitigar el impacto de todos estos riesgos.
Como analistas de ciberseguridad, esta es una parte primordial de nuestro trabajo, ya que una buena gestión dentro de la protección y mitigación de riesgos nos puede ayudar a proteger la información y garantizar la seguridad de nuestros sistemas en caso de un ataque cibernético.
Hablemos un poco de todo lo podemos hacer dentro dentro de esta función:
Dentro del NIST Framework podemos conseguir directrices claras sobre cómo implementar controles y salvaguardas se seguridad de una manera efectiva. Según el mismo marco, estos controles los podemos dividir en tres categorías principales: controles de gestión, controles técnicos y controles operativos. Estas categorías abarcan una amplia gama de medidas que las organizaciones pueden implementar para proteger sus activos de información.
En los controles de gestión nos centraremos en la planificación, organización y supervisión de las actividades de seguridad cibernética, podemos lograrlo mediante la elaboración de políticas y procedimientos de seguridad, la asignación de responsabilidades claras, la realización de evaluaciones de riesgos y la implementación de programas de concientización y capacitación en seguridad.
Los controles técnicos, por otro lado, se refieren a las medidas tecnológicas que se implementan para proteger los sistemas y la información. Estos controles pueden incluir el uso de firewalls, sistemas de detección y prevención de intrusiones, encriptación de datos, autenticación de usuarios y control de acceso a los recursos.
Por último, los controles operativos se centran en los procesos y procedimientos que se implementan para garantizar la seguridad cibernética en el día a día de la organización. En este control podemos aplicar la gestión de cambios, la gestión de incidentes, la monitorización y el análisis de registros, y la realización de pruebas de seguridad periódicas.
Es importante destacar que los controles y salvaguardas de seguridad en el marco de ciberseguridad NIST no son una lista exhaustiva de medidas, sino que deben adaptarse a las necesidades y características específicas de cada organización. Es fundamental realizar una evaluación de riesgos para identificar las amenazas y vulnerabilidades relevantes, y luego implementar los controles adecuados para mitigar esos riesgos.
Además, es importante tener en cuenta que la implementación de controles de seguridad no es un proceso único, sino que debe ser continuamente evaluado y actualizado. Las organizaciones deben realizar auditorías periódicas para asegurarse de que los controles están funcionando correctamente y ajustarlos según sea necesario.
Las políticas de seguridad son documentos que establecen las reglas y directrices para proteger la información y los sistemas de una organización estas políticas deben ser claras, concisas y comprensibles para todos los empleados y usuarios y deben abordar aspectos como la clasificación de la información, el uso aceptable de los recursos, la gestión de contraseñas, la protección de datos personales y la respuesta a incidentes, entre otros.
Es importante que las políticas de seguridad se alineen con los objetivos y requisitos de la organización, así como con las leyes y regulaciones aplicables además, deben ser revisadas y actualizadas regularmente para adaptarse a los cambios en el entorno de ciberseguridad.
La gestión de acceso, por otro lado, se refiere a los procesos y controles utilizados para garantizar que solo las personas autorizadas tengan acceso a los recursos y la información. Esto implica la implementación de medidas como la autenticación de usuarios, la autorización de acceso basada en roles y privilegios, y la supervisión de actividades de acceso.
En el marco de ciberseguridad NIST, se recomienda seguir el principio de "menor privilegio", lo que significa que los usuarios solo deben tener los privilegios necesarios para realizar sus tareas. Esto reduce el riesgo de que un usuario malintencionado o comprometido cause daño a los sistemas o acceda a información confidencial.
Además, la gestión de acceso también implica la implementación de controles técnicos, como sistemas de gestión de identidad y acceso, sistemas de control de acceso físico y lógico, y registros de auditoría para monitorear y rastrear las actividades de acceso.
Es importante destacar que las políticas de seguridad y la gestión de acceso no son sólo responsabilidad del departamento de TI, sino que deben ser una preocupación de toda la organización. Todos los empleados deben ser conscientes de las políticas de seguridad y cumplirlas en su trabajo diario. La capacitación y la concientización son clave para garantizar una cultura de seguridad cibernética en toda la organización.
En la gestión de proveedores y terceros buscamos evaluar y gestionar los riesgos asociados con las relaciones comerciales y los servicios proporcionados por terceros. Esto es muy importante en un entorno digital, ya que las organizaciones a menudo dependen de proveedores externos para servicios críticos, como almacenamiento en la nube, procesamiento de pagos y soporte técnico.
Dentro del NIST framework, se recomienda seguir un enfoque basado en el riesgo para la gestión de proveedores y terceros. Esto implica evaluar la importancia de los servicios proporcionados por terceros, así como el nivel de acceso que tienen a los sistemas y datos de la organización. Basándose en esta evaluación, se pueden implementar controles y salvaguardas adecuados para mitigar los riesgos identificados.
Algunas de las mejores prácticas recomendadas en la gestión de proveedores y terceros incluyen:
Siguiendo las directrices del marco de ciberseguridad NIST, las organizaciones pueden establecer procesos y controles efectivos para evaluar y gestionar los riesgos asociados con los proveedores y terceros, fortaleciendo así su postura de seguridad cibernética.
Un plan de respuesta a incidentes es un conjunto de procedimientos y acciones predefinidas que se deben seguir cuando ocurre un incidente de seguridad. El objetivo principal de este plan es minimizar el impacto del incidente, restaurar los sistemas y la información afectados y mitigar cualquier daño adicional. El plan de respuesta a incidentes debe incluir la identificación y clasificación de incidentes, la notificación y escalada, la contención y erradicación del incidente, la recuperación y restauración de los sistemas y la realización de una revisión posterior al incidente para aprender de la experiencia.
Por otro lado, la continuidad del negocio se refiere a la capacidad de una organización para mantener sus operaciones críticas en caso de una interrupción significativa, ya sea causada por un incidente de seguridad, un desastre natural u otra contingencia. Un plan de continuidad del negocio debe incluir la identificación de los procesos y sistemas críticos, la evaluación de riesgos y vulnerabilidades, la implementación de medidas de mitigación, la elaboración de planes de recuperación y la realización de pruebas y ejercicios periódicos para garantizar la efectividad del plan.
Dentro del NIST Framework, se recomienda seguir un enfoque basado en el ciclo de vida para la gestión de incidentes y la continuidad del negocio. Esto implica la planificación y preparación previa, la respuesta y recuperación durante un incidente o interrupción, y la revisión y mejora continua después del incidente.
Algunas de las mejores prácticas recomendadas en la planificación de respuesta a incidentes y continuidad del negocio incluyen:
Todos estos pasos nos ayudarán para así hacer un mejor trabajo en cuanto a la protección y mitigación de riesgos dentro de la organización en la que nos estemos desempeñando.